
Transformación digital y anticipación: sí o sí
El torbellino de la digitalización ya está aquí. Nos estamos acercando al ojo del torbellino y la velocidad del cambio se está acelerando.
Los científicos e investigadores que trabajan en la punta de lanza apuntan incluso al concepto de singularidad tecnológica, que se producirá en algún punto entre 2029 y 2045, y que se define como el momento en el que la inteligencia artificial alcanzará a la inteligencia humana, y luego la supera.
Algunos de esos cambios ya están aquí. Estamos asistiendo a transformaciones radicales de sectores económicos enteros: banca, retail, seguros, agencias de viajes, taxis… Han llegado nuevos actores, muchos de ellos ajenos a esos sectores, y han provocado una disrupción. En no pocas ocasiones de la mano de plataformas que gracias a la tecnología ponen en contacto a la oferta y a la demanda, sin necesidad de intermediarios.
En este proceso de cambio acelerado, la tecnología se renueva constantemente y provoca la comoditización de productos, soluciones y servicios en unos ciclos cada vez más cortos. Se desdibujan las barreras de entrada de los competidores, dificultando la identificación de los futuros competidores e incluso de los futuros clientes.
La disrupción afecta a nuestros clientes, pero también a nuestro propio negocio. Estamos hablando, por tanto, de nuestra propia transformación digital y de impulsar la de nuestros clientes.
Sin embargo, estudios como el realizado por Global Center for Digital Business Transformation (2015) señalan que el 45% de los ejecutivos encuestados para realizar el estudio reconocía que la repercusión de la disrupción digital de sus negocios no forma parte de las preocupaciones de sus consejos de administración y que tan solo el 25% de las empresas Top Ten está respondiendo activamente impulsando la disrupción en su propio negocio.
Y, todo ello, a pesar de que el estudio pone de manifiesto que en el horizonte de 2020 la disrupción digital provocará un auténtico seísmo, incluso en las empresas Top Ten de cada sector. El proceso será especialmente intenso en el sector de hospitalidad, viajes y servicios financieros. El 43% de las compañías Top Ten dejarán de serlo. En los sectores retail, educación, productos y servicios tecnológicos y telecomunicaciones este proceso afectará al 40% de las empresas.
En este escenario, la anticipación se convierte en un valor todavía más vital. Y el dato en el nuevo combustible que nos va a permitir afrontar los retos de la economía digital, el principal activo para llevar más lejos a clientes y sectores. Un dato que tenemos que hacer transitar de una herramienta de información a una herramienta de decisión, conocimiento y nuevo desarrollo.
Para ello nos tenemos que dotar de nuevas habilidades para obtener el máximo provecho de los datos que nos van a proporcionar miles de millones de dispositivos IoT conectados. Necesitamos sumar a nuestro proyecto expertos en data science, computer science, computer enginer… pero sobre todo necesitamos estar permanentemente atentos a las nuevas necesidades y formándonos en ellas, porque las habilidades que hoy son diferenciales no lo serán en pocos años.
Pero los datos y su análisis no van a ser suficientes. En este escenario de cambio continuo, constituirán un valor diferencial el conocimiento del cliente, del mercado y de su sector.
Tenemos que incorporar las diferentes tecnologías (análisis de datos, el IoT, la inteligencia artificial, la nube…) y aplicarlos a la gestión empresarial, tamizados por el conocimiento del negocio de nuestros clientes y de los sectores en los que operan para aplicarlos a la gestión empresarial. Así seremos capaces de rentabilizarlos y convertir la transformación digital en una oportunidad para nosotros mismos y nuestros clientes.